27 noviembre 2010

Sueño con serpientes


Sé que estoy acá a escondidas (años después sabré el porqué tuvo que ser así), sé que mis padres creen que estoy “de compras” con mi tía, sé también que muchos de los que se hallan a mi alrededor se encuentran tan o más confundidos que yo: un poco desubicados, un tanto temerosos, mirando mutuamente los nuevísimos pañuelos rojos atados al cuello.

Pertenezco a un coro que en voces de niños entona canciones de letras como : “la era está pariendo un corazón”.

Una niña me agarra de la mano el momento exacto en el que empieza la “canción”.

De pie a mi lado, con el puño en alto se halla mi tía, ella corea consignas que mi mente de 8 años apenas puede llegar a entender, voltea a mirarme y veo que aunque sonríe está llorando y es entonces que me lleno de … angustia.

- Que está ocurriendo?

Años después, con mi propia sonrisa y mis propias saladas lágrimas corriendo por mis mejillas sé que lo sentía ese día mi tía era AMOR, no el que cotidianamente sentimos uno por el otro sino un amor universal, un amor generalizado hacia algo intangible pero real.

En mi caso, yo lloro de emoción por algo.. un tanto mas trivial (al menos en comparación con lo de mi tía) : Por la música.

Ella lloraba … por la humanidad.

Mi tía como casi la mayoría de los Universitarios de los ochenta (de universidad pública especialmente) tenía una inclinación un tanto… roja (comunista pues), que si bien en mucho no pasaba de emotivas reuniones, marchas universitarias y guitarreadas de lo mas “trovadoras” tenían también un FUERTE, MUY FUERTE compromiso con hacer de este un mundo mejor.

Es cierto, muchos de estos “pro” comunistas o socialistas de entonces hoy son padres de familia a quienes podría más clasificar como capitalistas que otra cosa: consumistas a morir, preocupados por un depto. más grande, un auto del año, un colegio de mejor prestigio para los chicos, etc. SI ES MUY CIERTO. Pero también es muy cierto que muchas de las ideas de entonces aún persisten en el fondo de muchos de ellos, que si bien tuvieron que acomodarse a un mundo injusto y cruel (y tan desigual) pues mantienen la idea de que sería bueno HACER ALGO para que esta injusticia no sea al menos taaaaan amplia.

Estos “últimos soñadores” tuvieron que aprender a la mala que pelear contra la corriente era REALMENTE muy difícil y que requería 100% del tiempo… por muchos años, si no es que una vida entera, y muchos de ellos tenían también metas personales así que la decisión se hacía difícil.

Lo sé, porque para mi tía lo fue.

Mucho tiempo después de mis “salida clandestina” con mi tía le pregunté a ella el porqué mis padres no las aprobaban.

- Es más – le dije – sé que hubo un tiempo que mi padre estuvo también muy comprometido con todo esto.
- Si – respondió ella – y es justo por esto que no quería que tú estuvieras involucrada.
- Mmmmm …. ahora entiendo mucho menos
- Fue y es muy doloroso para él saber que hacer de este un mundo mejor no solo era una pelea titánica si no que involucraba un desgaste de tiempo y VIDA casi sin retribución alguna, el pensaba que tú eras muy sensible y que en tu caso no solo el compromiso podía ser más fuerte sino que el descubrimiento de todo esto podía ser aún más doloroso. Y bueno…. quería evitartelo.

Mi tía hoy por hoy es madre de familia, profesional y aún hoy una de las personas que más quiero pues no solo fue una tía complice, una tía-amiga, una tía mimadora, sino que me dejó uno de los legados más importantes de mi vida: me dio conciencia social, y si bien yo no soy comunista, ni socialista, ni milito en algún partido de izquierda, ni me emociona ver a Fidel en la tele y etc etc. TENGO CONCIENCIA SOCIAL y sí procuro hacer de mi vida no solo un egoísta y singular lugar mejor para MÍ, sino procuro, a mi manera, hacer de este mundo algo mejor PARA TODOS: me interesa lo que le pasa al prójimo, al planeta, a mi entorno.

Y esto se lo agradezco infinitamente.

Creo que los hijos, sobrinos, primos de esa generación, de los “últimos soñadores”, somos un tanto así y esto abre la puerta a la fe y a la loca idea (quien sabe y ellos no fueron los últimos soñadores en realidad) de que el mundo podría ser mejor si todos nos lo proponemos.

Tal vez hoy en día la pelea por este objetivo sea más solitaria, sin reuniones clandestinas, sin guitarreadas emotivas, sin Silvio y sin Pablo, pero aún se la pelea.

Aún nos interesa.

Hoy con lo último de los Bunkers en los oídos te recuerdo tía (y te recuerdo Amanda, la calle mojada, corriendo a la fábrica…).

Te recuerdo tía y recuerdo que hacer de este un mundo mejor es también tarea mía.

1 comentario:

Etil Rock Force dijo...

Una epoca interesante la decada 80. Aprendiendo a vivir en "democracia" y dejando atras las dictaduras. Mal que bien tengo lindos recuerdos de esa epoca.
Buen Post Lucybel
Un abrazo....