22 julio 2011

Barbie girl


Hoy Barbie me choca, hoy se me hace más antipática que nunca: con su eterna sonrisa, con su largo y rubio cabello, con su pinta de “no mato una mosca” (y la mirada de que le hicieron una lobotomía) que no es creíble.

Barbie me choca por qué en el fondo no hace nada, ni sirve que la vistan de Barbie vaquera (para vestirse de cowgirl y buscar un hacendado rico), de Barbie profesora (jajajajajaj), de Barbie Doctora (a lo mucho debe ser cirujana plástica) y ahora de Barbie “Computer Engineer”. NO HACE NADA y si logra algo no es merito de lo que lleva adentro de la rubia cabecita, de sus razonamientos lógicos, si no de otras cosas (no quiero entrar en detalle sobre “que” cosas).

Hoy Barbie me choca porque como muñeca es relativamente pasable, pero de carne y hueso no.

Me explico:

Cuando la opinión de una extranjera (norteamericana), recién egresada de la universidad, completamente incapaz, inepta para el trabajo, y encima arrogante, inmadura, y grosera… VALE más que la opinión de 10 expertos ingenieros (pero bolivianos), con años y años de experiencia, me surge una pregunta:

QUE MIERDA ESTAPASANDO?

Son las 5 de la tarde y después del shock inicial (que sumaba un poco de pena, un poco de “no me lo creo”, un mucho de rabia) me entran n dudas.

• Entonces si es verdad que cualquier imbécil “extranjera” pesa más que un buen profesional de mi tierra?
• Entonces es cierto que para ser alguien en este mundo es necesario: nacer en USA, ser rubia, ser fácil … y listo?

La indignación lleva un sabor amargo que hoy hace que todo lo que coma me sepa a limón. La indignación me corroe más y más mientras la veo sentada destrozando un producto (el trabajo) de mucho esfuerzo con comentarios estúpidos. La indignación me supera cuando la escucho campante hablar de sus vacaciones en Brasil mientras acá la gente (su gente supuestamente, sus “dizque” empleados) se mataban tratando de cumplir fechas, de llenar el programa tratando se satisfacer sus “atinadas” sugerencias. La indignación me desborda y solo cuento los minutos para salir de la oficina, para huir de lo injusto que se me hace todo esto, de lo “profesional de medio pelo” que me siento hoy (al ponerme en el zapato de mis compañeros) al caer en cuenta que mis estudios, mi experiencia… no sirven de nada.

O si sirven… sirven para que una gringa sin experiencia alguna agarre el trabajo de muchos, lo manosee, lo utilice de papel higiénico (que luego tendrán que limpiar los profesionales de mi tierra hasta dejarlo como nuevo) y luego lo presente como obra suya… si está bien, y como “la mierda que hacen estos bolivianos” si está mal.

Si, sé que el objetivo de tener una empresa gringa en mi país es que somos mano de obra barata. Lo sé, lo entiendo y asumí el papel de “profesional a quien le pagan menos a que una mesera en California” hace tiempo. De ahí a que sea rastrera a una gringa de m*erda… es otra cosa.

Hoy el lio me roza, no me toca, los que están a su cargo la van a tener que aguantar. Pero no por eso dejo de indignarme.

08 julio 2011

Pasajera en Trance


En media hora más voy a La Paz.

Con frío sip (dicen que el frío es tal que congela las palabras apenas salen de la boca).

Correteando del trabajo al aeropuerto, sip (tan ajetreada como cuando vivía en La Paz, donde no se conoce de descanso, donde el ajetreo y el movimiento es constante).

Dejando al novio por unos días, sip (pero alejarse es saludable, es extrañarnos hasta el infinito para volver más enamorados, para abrazarlo más fuerte y ahora sentirme en casita cuando estoy entre sus brazos).

En media hora más voy a La Paz.

A respirar ROCK, a caminar sus embrujadas calles, a llenarme de chalinas y chamarras para recorrerla de punta y punta y rodearme de mi familia, de mis perros, de mi gente que sé ... me extraña, que sé ... me quiere.

Vuelvo a La Paz como cada dos semanas con una absoluta y sincera razón: La Paz me llama, como lo hace con todos los valientes que osamos dejarla. La Paz me llama y es este amor el que me tiene viviendo entre aeropuerto y aeropuerto, pasando tickets, viviendo dos realidades (una muy fría, una muy cálida).

Y este “trajín” el que me tiene aun más enamorada.

Será que es cierto lo que dice Charly… “ un amor real es como vivir en aeropuerto”

04 julio 2011

2 : 50


El ruido me levanta.

Es como el roce de algo (tela?) contra la pared, un roce breve y pausado, muy tenue y sin embargo… diferente. Tan diferente que logra levantarme y ponerme alerta.

Un frío sudor me recorre la espalda, quiero creerme el cuento de que lo escucho es producido por un gato, o por alguna rama, pero en el fondo sé que no es así.

Calculo mis posibilidades: pedir ayuda a gritos, esconderme, huir y llego a la conclusión de que solo podría ocultarme debajo de la cama. A esta altura gritar solo acelerará el desenlace, y huir ya no me es posible.

Lentamente me escurro a través de la sábana, me deslizo fuera de la cama y voy a dar al suelo solo para caer en cuenta que olvidé un detalle importante. Mi cama llega con la madera hasta el piso.

En ese momento el ruido cesa de golpe.

Miro el reloj tratando de adivinar la hora pero la oscuridad es total y solo distingo lo poco que puedo ver con la iluminación del farol de la calle. Creo que son las 2:50 de la mañana; me aferro al dato no porque tenga algo de utilidad, sino porque siento miedo y necesito pensar en otra cosa.

La puerta de mi habitación se abre casi sin sonido y entonces… “eso” entra.

A los pies de mi cama fuerzo la vista pero no distingo más que una sombra negra con silueta de hombre (o mujer?) que se aproxima hacia mi. La sombra tantea el aire y al moverse deja una estela de perfume… delicioso.

- Debe ser una mujer – pienso – que rico perfume, es exquisito.

Sacudo la cabeza y me reprendo mentalmente por ponerle atención a un dato sin importancia.

(“Algo” entró a mi habitación, algo me está buscando, mi instinto me indica que es algo malo, malo, MALO!!!!!)

Cegada por el miedo trato de gritar pero ya no tengo voz, me repliego lo que puedo al borde de mi cama tratando de alejarme lo más que pueda de “eso” que ya está a centímetros de mi, tanteando el aire, tanteando mi cama, buscándome.

Siento su mano en mi cabello, la siento en mis hombros instándome a levantarme, siento su tacto suave y aterciopelado en mis manos y me siento completamente débil, sin voluntad.

Quiero prender la luz, quiero verla (es una ella, sé que es ella) pero su mano me detiene. Su movimiento no es brusco, no es rudo, es suave… tan suave y etéreo que quiero llorar y reír y al mismo tiempo me inspira miedo y repelús. Tengo tanto miedo que mi mente gira sin control, que por dentro mi sangre es agua helada, paralizante.

“Eso” arregla mi cabello y lo acomoda tras mis hombros. Mis ojos que poco a poco se acostumbran a la oscuridad ven el perfil de su nariz (perfecta) y el azulado destello de un hermoso e infinito cabello.

Se inclina hacia mi, siento sus labios en mi hombro en un beso dulce, tan dulce y morboso a la vez, tan dulce y embriagador como repugnante.

En un último esfuerzo la alejo un poco y entonces me mira a los ojos.

Y grito.

Grito lo más que puedo, GRITO con todas mis fuerzas, grito muerta de miedo.



El grito me despierta.

- Vidita! – dice mi novio al lado mío, medio en reproche y medio dormido mientras se re acomoda y vuelve a dormir.
- Lo siento, tuve una pesadilla – le digo a modo de excusa mientras siento el corazón latir a mil por hora.

Me quedo sentada. Tengo la frente perlada de sudor y las manos heladas.

Tengo también la certeza de que huí de algo, de que me salvé por un pelo.

- Fue solo un sueño Lucybel – me digo mientras observo el reloj del televisor cambiar de 2:50 a 2:51
- Fue solo un fucking sueño – me vuelvo a repetir y me froto el hombro donde aun siento “su” beso quemándome la piel.

Me quedo en vigilia mientras lagrimeo un poco, no sé si de alivio, no sé si de miedo.

Aquella cosa me miró y al verla… ví que era yo. Era yo embellecida al extremo, perfecta y de una maldad fuera de este mundo.

.... era yo.