1 + 2 = 3 a.m.

Me levanto con la frente perlada en sudor frío y el corazón a mil.

Aún está oscuro.

Volteo a la izquierda buscando el reloj y solo consigo inquietarme más.

Son exactamente las 3:00 de la mañana, la “hora del demonio” pues como decían las monjas: si te levantas voluntariamente a las 3 de la mañana es que el diablo quiere hablar contigo, hacer un trato, o enamorarte, lo que sea… ES EL DIABLO!.

Río a solas en mi habitación: naaaa, al demonio lo del demonio! Yo no haría tratos con alguien que malvadamente perturbe mi sueño!, y es que demasiado hijo de … el que me levante a las 3 de la mañana a charlar! Y ni que decir enamorar!, es que acaso le parece a alguien una hora BUENA para levantarla a una? Por más pinta de Joe Elliot que pueda tener. NO!.

Salvado lo de diablo, cojo el control remoto y prendo la tele. VH1 (mi canal por excelencia para antes de dormir) pasa clásicos de los ochenta, pero de esos clásicos abusivos del sintetizador que no me gustan mucho, así que apago la tele y me dedico a meditar sobre la pesadilla que me levantó.

(hacía tiempo que no tenía una pesadilla de este tipo , y es raro (y justo me levanto 3 de la mañana) porque debería al menos tener pesadillas de la U o algo así (y ese ruido?... solo faltaría que fuera cierto lo de las monjas, fuck!) pero…. no tan atrás en el tiempo, digo… pareciera que a mí subconciente le hace falta un “refresh” … (me vale, yo prendo la luz ya me dio miedo))

Me levanto de un salto y prendo la luz.

Estudio la habitación de mi nuevo depto buscando el origen del ruido.

En una esquina mi cachorro me menea la cola lentamente, con desconfianza y desconcierto al verme despierta a media noche sin ningún motivo aparente.

Vuelvo a cama y otra vez enciendo la tele, VH1 pasa un video de Van Halen y entonces empiezo a dudar sobre si lo del diablo será un mito.

- Si esto no es tener un humor negro de los mil demonios entonces no sé que es – me digo mientras aumento el volumen del "casual" video.

(Pesadilla de Lucybel)

Los nervios me tienen bajo una tensión única y es que miro y re miro la hoja del exámen de matemáticas y no tengo la más vaga idea de como resolverlo, ni siquiera por donde empezar.

Muerdo mi lápiz mientras busco alguna posibilidad de copiar al menos UNA respuesta de alguna de mis vecinas… pero nada, las muy “nerds” tienen el brazo doblado sobre sus hojas. Una gira, me mira y esconde aún más el exámen de mate.

- Algún problema Srta.?

Me petrifico, miro hacia arriba y lo veo.

Mi profesor de matemáticas, el hombre más bello del mundo, el más dulce, el más increíble: el terno negro impecable, la camisa blanca, la corbata color vino, los enormes ojos negros, el cabello lacio hasta la barbilla, tan elegante, tan perfecto.

Algo adentro mío se cuestiona el que exista un profe de matemáticas así (Lu, no era una viejita de lentes y eterno abrigo azul tu profe de mate por años y años?), naaaa, no importa, este está mucho mejor y es la razón por la cual no puedo, no debo fallar en el exámen.

- Creo que me voy a aplazar – le digo en un susurro.
- No lo creo Lucybel, tu eres muy lista – me mira, sonríe (me derrite la sonrisa) y de cuclillas (quedando un poco por debajo de mi pupitre) me dice – si quieres te ayudo, si quieres hasta te permito revisar tus apuntes pero tu y yo sabemos Lucybel que eso solo te haría mediocre y tu no lo eres verdad?.

Siento el sudor frío en la base de la nuca, asiento con la cabeza y vuelvo a mi exámen. El profe se para y vuelve a su escritorio.

Media hora después, con la hoja del exámen ploma de tanto borrón me siento al borde del llanto, miro el reloj en la pared y salto sobre mi asiento; faltan dos minutos para que termine el exámen y no tengo nada escrito. Miro al profesor que parado al lado de su escritorio, ahora lleva una chamarra motoquera de cuero negro, pantalones jeans color rojo y no lleva camisa, el cabello ahora es corto y revuelto. Se quita los lentes oscuros y me sonríe.

Suena el timbre y al mismo tiempo me despierto.

Extrañamente, en la vida real, las matemáticas y yo siempre nos llevamos bien… eso si, un profesor así, NUNCA tuve (presumo que con profes de ese estilo… debe ser muy difícil poner atención jajajajaja)

- Ah... pesadilla total - me digo a mi misma, mientras me levanto rumbo a la cocina por jugo de manzana (es evidente que el insomnio va para largo).

Presumo este miedo (constante últimamente) a demostrar com pueda que no soy ni medianamente mediocre jugó mucho con mi inconciente, eso y mi eterna fascinación con los chicos inteligentes.

Digo… los chicos lindos son lindos, si llevan el plus de una mente brillante, no más... INCREIBLE!

Quién se resiste a eso?

Con ustedes Van Halen!