.... y luego ven a mirar como no muero

1998

El boletero me mira con cara de pocos amigos, presumo no solo NO le gusta el trabajo que está realizando si no que, OBVIAMENTE, el día de hoy debe tener mejores cosas que hacer, como todos, menos yo.

- Y bien señorita?, entendió lo que le dije o no?

Yo también tengo cara de pocos amigos ese día. De pie frente al boletero, pienso una frase amarga, dolorosa pero inmediatamente surgen otros pensamientos que me llenan el alma de alfileres. Al fin y al cabo qué culpa tiene el boletero de MI tristeza?, él solo está cumpliendo su trabajo presumo.

- Entiendame usted - le digo – se que la función es dos por uno pero yo NO vengo acompañada, sin embargo estoy dispuesta a pagar el boleto completo. No entiendo porque eso podría ser problema para el cin…

- Es problema señorita, yo tengo una orden que está escrita allí mismo – me dice señalando el cartel que en letras rojas, rodeado de corazones, dice:

“ Hoy, por el DÍA DE LOS ENAMORADOS, dos personas entran con un boleto, vea:
EL ANGEL ENAMORADO (la película romántica más esperada de todos los tiempos)”

- Ve señorita?, yo tendría que romper el boleto y esperar a que venga otro “solito” y eso no puedo hacer y si usted entra sola habrá una butaca vacía y alguien puede decirle eso a mi jefe y pensar que vendí un boleto partido y…

Dejo al boletero y su cháchara. En los pasillos las parejas se arrullan y comparten secretos, el aire se encuentra saturado de un delicioso aroma a palomitas de maíz, la rockola del cine pasa una y otra vez “Iris” de los Go Go Dolls (tema central de la película cuya entrada me es prohibida por no tener pareja). Me entra una desazón que hace que me piquen los ojos como si… como si fuera a llorar; el aire se pone pesado, irrespirable, tanto que es NECESARIO salir de allí.

Ya en la calle busco un taxi de forma desesperada, un sexto sentido (hasta entonces escondido) me dice que la cosa podría ponerse peor, 5 minutos después a punto de subir al taxi que accedió a parar… lo veo: No hacía ni dos días que habíamos terminado (dos días antes del día de los enamorados, dos días antes del estreno de esta película que, a punto de entusiasmo SUYO accedí no solo a ver – siendo que no era muy mi estilo – si no que terminó entusiasmándome a mí también) y allí estaba él de la mano de otra chica: radiante, feliz.

Yo no estaba así, a mi me dolía demasiado su partida, y se me hizo re injusto.

Escucho con toda claridad el crujido de metal retorciéndose y resquebrajándose. Doy la vuelta buscando el origen de tal sonido y caigo en cuenta que es mi corazón.

CONCLUSION: Amar duele, terminar duele aún más, terminar y que el otro esté re bien… DUELE muchísimo MÁS (jajaja)

2009

Al lado mío, en el bus, la niña de los pendientes de calaveritas no para de llorar. Es su llanto tan silencioso (solo raudales de lágrimas corriendo por sus mejillas) que sinceramente me parte el alma.

Suspira, toma su mp3 y vuelve a escuchar el tema que, en todo lo que vamos de viaje, debió sonar como 8 veces ya y que llega hasta mis oídos, a pesar de los audífonos, de forma opacada. La niña de la tristeza absoluta escucha a Frank Zappa mientras llora a raudales .

De pronto suena el celular y contesta al vuelo.

- Por favor no me dejes que me voy a morir, no importa si quieres a otra pero no me dejes, estoy yendo a tu casa ahora mismo a rogarte que no me dejes por favor, NO!!! No me cuelgues.

Todos en el bus (incluyendo al que cobra los pasajes) nos quedamos en silencio. La niña de los pendientes de calaveritas mira el celular con asombro (es evidente que colgaron) y rompe en un llanto/histeria que nos sobrecoge.

- Me quiero morir! – dice la niña y entonces, ya imposibilitados de NO actuar, los del bus nos solidarizamos y entramos en escena.

Una señora bastante mayor se le acerca y abrazándola le pide que se acerque a Dios para… que CASTIGUE al desgraciado que le hace llorar (a la pucha!, digo yo).

Una chica le recuerda que llorar por un chico no vale la pena (mmmm discrepo con eso) y que es mejor demostrarle que en realidad no le duele y… arreglarse con el mejor amigo del ex (recontra pucha!)

El cobrador del bus se limita a mover el dial de la radio a cumbia triste y comentar con el chofér que: por eso se emborracha los fines de semana.

Ya solo falto yo y al parecer algo tengo que decir pues: pasajeros, cobrador, chofér y la niña de los pendientes rosa chillón me miran expectantes.

La miro: en traje de colegio, con la mochila en el regazo, los ojos rojos y los parpados hinchados. Es tan chiquita y se siente morir como todos nos sentimos alguna vez; todos aquellos que de dolor JURAMOS nunca más volveríamos a amar, que casi sentimos como la tierra nos tragaba por el inmenso sufrimiento que experimentabamos. La miro y me miro en un pasado de cine y ángeles enamorados, de pipocas y novios en brazos de otra que DOLIERON, que presumo aún, por ahí, en algún lugar de mi mente todavía deben doler.

La miro y me duele ella, ella que en el bus pone PLAY una vez más al tema que suena en su mp3 mientras susurra bajito: Broken hearts are for asshole.

(whats?, me digo yo)

- Hoy me la hizo, pero si lo vuelvo a ver, le voy a decir hasta de lo que se va a morir. Es cierto!, que se vaya al diablo! yo no lo voy a buscar!– dice de pronto y el cambio de actitud es tan drástico, tan verdadero, tan increíble, que nos deja atónitos.

De repente ya no es más una niña asustada, es 3 veces vengadora: la mirada de fuego, la actitud de gladiadora, la decisión total en el tono de su voz.

Frena el bus y ella junto a otros bajan rápidamente, veo que dobla la esquina pero es todo lo que alcanzo a ver.

- Tanto drama no? – dice una señora detrás mio – es más por culpa de esas novelas que ven y esa música que escuchan. En vez de estar llorando por un chico debería estar pensando en subirle a su pantalón que lo traía tan largo. O usted que dice señorita?.

Escucho la pregunta como en sueños. Una vez más estoy en 1998 subiéndome al taxi tratando de no llorar, una vez más desenredo el cable de los audífonos del discman y me lleno la cabeza de los Caifanes y su “AVIENTAME”. Una vez más siento la música llenarme el cuerpo de paz y una certeza que me corta las ganas de llorar como por arte de magia:

Yo soy mucho más fuerte, yo valgo mucho más.

De vuelta al 2009 sonrío:

- Se le va a pasar, ella es mucho más, acaba de descubrirlo… digamos que tuvo algo así como una epifanía, lo sé..... yo también tuve una hace ya mucho tiempo – le digo a tiempo de indicarle al cobrador que aquí mismo me bajo del bus.