Había una vez...

"Bright is the moon,

high in starlight

Chill in the air,

cold as steel tonight

We shift

Call of the wild

Fear in your eyes

It's later than you realized"

(Of Wolf an Man - METALLICA)

Me pregunto hasta que punto puedo ser tan… tan asquerosamente cobarde.

Me doy asco, repulsión y pena. No entiendo que pasa conmigo, no entiendo que hago aquí aun esperándole, aun atenta a cuanto chico cruza corriendo la avenida pensando que es él. Soy patética y estúpida y todos los adjetivos del estilo que existan en el planeta.

Una hora… y él aun no llega, y ni llama aunque... a quien engaño… ÉL nunca llama, solo “hace timbrar”, ah… pero eso es lo de menos no?, en realidad él NUNCA hace nada: ni me lleva a casa, ni quiere conocer a mis padres, ni me agarra de la mano… y si bien ya me conseguí n excusas para justificar sus actitudes con mis amigas no puedo seguir tomándome el pelo a mí misma, habrá que aceptar la verdad. No me quiere.

Si, no me quiere… pero no termina conmigo, ni se enoja, ni me trata mal…

Un momento… SI ME TRATA MAL PUES! , ves?, otra vez lo estás justificando estúpida chiquilla! Y otra vez estás esperando horas a que llegue y te dé por excusa alguna babosada que SEGURO te la vas a creer y sabes porque? Porque eres una cobarde.

Timbra mi celular, pero solo por segundos, es solo un timbrazo y luego otra vez el silencio que es solo interrumpido por el motor de algún auto.

No necesito ni sacar el celular de mi mochila para saber quién es, ni necesitaría en realidad llamarle porque TAMBIÉN sé que es lo que quiere decirme. Seguro no vendrá, y seguro inventará alguna excusa que me tragaré sin chistar, como siempre.

Abro la mochila y saco el regalo que le tenía preparado, ese que me costó un montón y que presumo no se lo merece. Extrañamente el peso del regalo en mis manos me es placentero y familiar… giro el paquete y el papel metalizado brilla con la luz de los faroles de la avenida, “el regalo perfecto para en chico imperfecto en la noche más importante de tu vida” me dijo mi hermana que fue quien en realidad lo escogió y, si bien lo elegido no tiene mucha relación con mi aniversario… me gustó. Pienso que tal vez, inconscientemente deseo matar a mi novio y por eso me atrajo tanto lo que voy a regalarle. Pero no, la que escogió fue mi hermana. NO YO.

Una noche importante….

- Es más una noche de mierda, me digo.

Vuelve a timbrar el celular, me levanto y camino hacia el local de cabinas de la esquina, el frío es tal que me obliga a ponerme la capucha del canguro rojo que hoy llevo puesto y que rehusaba llevar sobre el cabello en un vano intento de verme “impecable”; acelero el paso y llego justo antes de que el chico de las cabinas cierre por completo la puerta.

- Ya no estamos atendiendo – me dice a tiempo de cortarme el paso y lanzarme una mirada entre furiosa y cansada; de repente retrocede, esboza algo parecido a una sonrisa y en susurro dice algunas frases que no alcanzo a entender.

Se acerca un poco a mi y yo retrocedo, me impacta la mezcla de olores que despide su ropa, un mix entre humo de cigarrillo, colonia de pino y algo que no puedo definir; una rápida ojeada a su “look” (chamarra de cuero, polera de Morbid Angel, cabello largo atado en cola) me sugiere que posiblemente sea marihuana o alguna otra yerba alucinógena.

Una vez más timbra el celular en mi mochila.

- Por favor… no tardaré mucho – le digo venciendo mi repulsión, lo empujo y me meto a la cabina sin más permiso que mi propio apuro, me pregunto si vale la pena todo esto. Si el dizque “novio” no me quiere, porque insisto?, porque no puedo solo respetarme a mi misma por una sola maldita vez?. Tomo el auricular, miro al chico de las cabinas que de espaldas a mi aún sostiene la puerta y haciendo uso de mi mejor sonrisa le digo - solo quiero…

- Solo quieres llamarle aunque ÉL SOLO TE HACE TIMBRAR – me dice mientras cierra la puerta y la asegura con llave, ríe y al voltear a verme descubro que sus ojos son dos esferas negras donde no existe absolutamente nada de esclerótica. Siento como los vellos de la nuca se me ponen de punta, de pronto tengo la certeza de que acabo de meterme en un problema mayúsculo, el miedo me satura, cierro la puerta de la cabina como si eso fuera suficiente para salvaguardarme de él, que ahora me aterra.

- Ah… tan tiernita, tan dulce… con esa sangrecita tuya que huele ah… - olfatea el aire mientras se acerca a mi cabina – a capuchino con helado de vainilla…

Jadeo, agarro la manija de la puerta con una mano y con la otra trato de marcar algún número, escucho su risa tras mío al mismo tiempo que descubro que el teléfono está muerto. Volteo pero no puedo mirarle de frente pues temo que me desmaye así que solo atino a mirar el suelo.

- El teléfono no funciona….eh… me voy nomás – le digo tratando de sonar normal. Mi vista se halla clavada en sus zapatos que no se mueven y siguen tapándome la salida. Dios! estoy atrapada…

- Sabes?, te estuve observando - me dice y su voz es mucho más áspera que hace unos momentos, es casi un gruñido que ocasiona que de forma inconsciente lo mire a la cara: Sus cejas ahora son espesas, la barba está a medio crecer, el cabello cae en mechones grasientos sobre sus hombros - Esperaste toda una HORA a tu novio… y no es la primera vez… - sonríe, sus dientes son amarillos y en punta, los colmillos son largos y afilados - Pobre mi dulce niñita asustada… tan de rojo, tan deliciosa… dime, convénceme … siendo que eres tan patética contigo misma, siendo que te quieres tan poquito… dime… POR QUÉ no debería comerte?

Las lágrimas corren silenciosas por mis mejillas, sé que no tengo la más mínima oportunidad: nunca peleé con nadie, nunca pude siquiera defenderme, no puedo ni reclamarle a mi propio novio su falta de cariño… mucho menos podré salir de acá. Dejo la mochila en el suelo, y tiro para atrás mi capucha roja lo que ocasiona que él estalle en risas demasiado animalescas, demasiado NO humanas.

No puedo evitarlo y empiezo a gimotear.

Él deja de reír, retrocede hasta su escritorio, se apoya en él, cruza los brazos y me observa. En sus ojos veo desprecio y pena hacia mí.

- La última vez que nos vimos no eras tan cobarde… me decepcionas, esperaba algo más de ti, mínimamente las preguntas clásicas… - me dice mientras se saca la chamarra y la tira al suelo; sus brazos son muy velludos, las uñas las trae largas, parecen garras.

- Las preguntas clásicas? – digo tratando de no gemir, sé que llorar o tenerme lástima no ayudará en nada, es más… es justo por mi falta de carácter que estoy acá… aunque todo es culpa de él! de ese imbécil que me plantó y todavía quería que lo llame. Ah… ya no vale la pena seguir mintiéndome, a quien engaño?, no es así y lo sé… todo es culpa mía.

- Las preguntas clásicas pues! – me dice bastante fastidiado – lo de: porque tengo los ojos grandes y las orejas grandes y… sabes? mejor olvídalo, está visto que no tienes ni idea de quién eres y eso es aun MAS PATÉTICO para mí: desubicada completamente, sin amor propio… siquiera te preguntaste porque siendo TODA tu ropa negra escogiste hoy una remera roja con capucha?... veo que no, pues bien, créeme, HOY haremos historia y esta vez no habrá ningún cazador que venga en tu ayuda.

Entonces... CASI recuerdo, y digo casi porque en realidad más que un recuerdo en imágenes y sonido es solo la sensación de SABER QUE HACER y… la certeza de SABER quién soy.

Cómo es que pude dudar alguna vez de mi misma?... Cómo pude dejar que alguien me maltratara? Si es claro quién soy!, pienso. Miro al chico de las cabinas cuya boca ya es casi un largo y afilado hocico.

- Casi olvido lo que soy… por poco lo olvido- digo muy bajo e inconscientemente abro mi mochila y saco el que hasta hace unos minutos era el regalo para mi novio.

- Que dijiste dulce niña?, no te escucho bien, porque no sales?, así podremos charlar mejor; que es eso que llevas en las manos? Oh… es un regalo?, quieres convencerme así? jajajajajaja, sí que eres patética, presumo que el comerte será más beneficioso para ti que para mí – me dice el animal de cuento, el asechador, el Lobo que ya solo está a minutos de completar su transformación y entonces… podría ser muy tarde para mí.

Abro la puerta de la cabina mientras desenvuelvo el regalo, la adrenalina satura cada espacio de mi ser, me siento invencible, imponente. Veo que el Lobo se prepara a saltar, me cree inofensiva, una presa fácil y por eso no espera a estar completamente transformado… ese es un error que le costará caro… y es que él no sabe, no llega a intuir que esta vez se equivocó.

Salta y me derriba con su peso, sus manos buscan mi cara mientras su hocico se abre buscando mi cuello. Casi al mismo tiempo mi mano izquierda retira el resto de papel de regalo revelando su contenido: una corta espada celta comprada a un anticuario. Algo en mi ojos, ira reflejada, resolución o que se yo advierte al Lobo que duda por unos segundos y afloja la presión de su cuerpo dándome espacio para clavarle la espada en el estómago.

El golpe es certero, siento la sangre caliente y espesa corriendo por mi mano. El Lobo me mira y sus ojos reflejan confusión, no gruñe, no maldice, vocaliza algo pero al principio son solo sílabas aisladas.

Lo empujo hacia el suelo, me incorporo y lo miro.

Veo que aun no da crédito a lo que pasó, trata de pararse pero veo que no puede, me lanza una última mirada mitad rabia y desconcierto.

- A-si no es el cuen-to, tu eres una ni - ña, no pue-des hacer nada so-la.. no…p…

Calla… sus ojos se quedan mirando el vacío, me acerco hacia él ya sin apuro; sé que no murió, se también que tendré que abrirle el estómago y llenárselo con piedras o lo que tenga a la mano pues en realidad ESA es la parte de la historia en la que intervengo. Sé también que mañana despertará y es posible que no recuerde nada. El humano en el que habita el Lobo tendrá solo una terrible resaca y el estomago revuelto.

Vuelve a timbrar mi celular, suspiro y me dirijo al escritorio del Lobo donde se halla otro teléfono.

Estoy segura que éste si funciona.

Marco el número de mi “novio” y casi al instante me responde, se escuchan risas y música a todo volumen.

- Eres tu Dora?…

- Si

- Por qué no llamas apenas te timbro?, bueno te voy a perdonar esta vez, pero vas a tener que invitarme mañana a almorzar, no olvides traer mi regalo de aniversario…
- No pienso darte nada, en realidad no pienso verte más.
- Qué?, no te escucho bien Dora, estoy con unas amigas.. eh… estudiando… y.. sonará gracioso pero juraría que acabo de escucharte diciendo que no querías verme más…
- Exacto, solo eres una pérdida de tiempo.

Cuelgo, me siento tan ligera y segura de mi misma que la tortuosa tarea de abrir al Lobo ya no se me hace tan pesada.

- Antes Dora, sería buena idea que te quites el canguro rojo de tu hermanita, no vayas a mancharlo aún más con lo que sea que salga del estómago del Lobo y se dé cuenta que lo tomaste “prestado”, sin su permiso – me digo y estallo en risas.

El reloj de pared marca las 09:00 pm, se me ocurre que sería buena idea estar libre a eso de las 10:00 pm. y así poder recoger a mi hermana de casa de la abuela, podría inclusive decirle a la “Abue” que tengo una versión…mmm… interesante de un muy viejo cuento suyo…

1er Cuento de Lucybel